viernes, 21 de septiembre de 2012

entornado aprendizaje



 

 

 

Mi esquema que no tengo la menor idea de cómo subirlo al blogg, lo titulé YO Y LA CIBERNIA (por no decir el averno). Sí YO primero y luego lo otro…

Mis primeros contactos a nivel de aprendizaje como lo muestra el esquema, fue la Escuela de Letras de Madrid. Fue una experiencia increíble ya que aprendí mucho de escribir, escribiendo, pero también compartiendo un montón. Recuerdo que había un foro que se llamaba la cafetería y ahí, compartimos la experiencia de aprendizaje constantemente. Quiénes éramos y de dónde veníamos. Manifestábamos la necesidad de vernos y conocernos como lo haces en una cafetería. Pero, superamos la distancia, tiempo y lugar y nos dábamos el tiempo de intercambiar. Era menos que chat y mucho más que una carta ¿lo pueden creer? A mí, todavía me cuesta trabajo.

 

El trato con los profesores, era verdaderamente cercano. Cada sábado, esperaba que dieran las 6 de la mañana México y entraba a la página de la escuela para revisar mis RETROALIMENTACIONES y leer los comentarios que les hacían a los compañeros. Un elemento muy importante: la retroalimentación. Además, de que aunque señalaban las carencias, invariablemente estaban en tono de posibilidades aprendizaje. No sé si era por estar en la cibernia o era un talante de la escuela.

 

Luego vino el diplomado con ausjal. Fue también una experiencia muy interesante sobre el encuentro entre las personas y el intercambio de producciones personales y producciones en conjunto.

 

Creo que la tejida del entorno de aprendizaje, se dio con estos dos eventos a lo largo de los años y meses. Ahora bien, arrancar con google y todo lo que da, cosa que no sabía, abre muchas posibilidades de crear. Pero, los elementos que hay flotando en la red me han dado mucho. Sobre todo artículos, libros. Sobre temas que en diferentes momentos me han interesado o he necesitado.

 

Mucho ha sido en lo privado. Es decir, lo que necesito, lo busco, lo encuentro o no lo encuentro, lo uso y lo que siga. En viva voz… sigo siendo a la antigüita. Pero, también me he clavado en el chat… que implica la compartición de cosas, archivos, música, vídeo. Pero, tengo un problema: me gusta mucho, lo uso y lo dejo. Hay cosas que no encuentro sentido –quizá por públicas: facebook y twitter-. No les encuentro la cuadratura del círculo. Mis sobrinos juegan conmigo apalabrados (angry words o scrable) y lo publican en facebook y me preguntó el para qué lo hacen. Qué sentido tiene. Hay quiénes responden y dicen algo así como qué padre y luego???? Eso es comunicación???? Me cuesta trabajo, lo arrastro.

Con enredarse… haces tal o cual cosa y lo publicas en #DEVAccion… para que se den cuenta, sí, pero y luego?????

Quizá por eso el googledocs me gustó tanto, porque estás participando y estás intercambiando… hay un luego y un mira.

 

Está el entorno por el mundo… creo que es el límite el espacio… vídeos que te muestran el mundo girando en cinco minutos y las luces y sombras de la tierra, con música perfecta, la imagen extraordinaria en HD y estás en el espacio. Lugar al que YO personalmente, no pienso ir aunque pudiera económicamente. Si el avión me causa bronca, cuanti más el estrellado cielo. Claro que eso es parte de mi entorno de aprendizaje… concierto nunca vistos, ni soñados: YO con paul mccartney en la cama –gracias a coca-cola-. Cuándo me iba a imaginar que en la comodidad de mi cama vería un concierto en vivo (pantalla de por medio) de paul mccartney.

O por la mañana con un video aficionado Serrat en argentina. Son cosas que no soñaba. Pero, si te enseñan… o sea, que sí aprendes. O aprendes mejor.

El proceso bancario ha sido otro aprendizaje y es algo que está en mi entorno. Porque me ahorra tiempo –cáspita, dinero no- para hacer los pagos de luz, teléfono, etc. pero, también me ha dado la posibilidad de tener películas o libros que aquí ¡no hay! Pleno siglo XXI y todavía estamos restringidos por el tercer mundo de miseria que nos rodea nuestro entorno de aprendizaje. Sí, dizque estamos como en el primer mundo y ¡ratablan! estamos donde estamos y somos los que estamos en donde nos encontramos.

jueves, 6 de septiembre de 2012

CINE... SIN MAS


Agosto 13, 2012



EL CINE… tal cual sin más


Entre la década de los años 70 y 90 fui al CINE DEL BOSQUE casi cada semana. Era un recorrido habitual: los jueves al cine de Plaza Vallarta (hoy Centro Magno), viernes al Cine del Bosque y los sábados si había algo más para ver los Multicinemas de Plaza del Sol. Claro (hoy Hollyday), este último pasó a cuarto lugar cuando se abrió el Cinematógrafo.

¿Títulos? Innumerables. Romeo y Julieta de Franco Zeffirelli de 1968, la vi en 1974. La he visto 10 veces más. La primera vez que iba al cine SOLA… bueno, con amigas. Tenía 14 años y me movía sola al cine… y Romeo y Julieta: Leonard Whiting y Oliva Hussey. No sabía nada de cine más allá de me gusta o no me gusta. Pero, era la segunda película de Zeffirelli que veía. La Fierecilla Domada con Richard Burton y Elizabeth Taylor me había dejado impactada cuando la vi de niña. Los colores, la ropa, el sonido de las palabras. Esta película y los Beatles fueron los culpables que me adentrase al inglés.                                                                  



Pero, también me hicieron seguidora de Zeffirelli. Película que apareciera en cartelera, seguro que la veía y seguro que me gustaba… Hermano Sol, Hermana Luna de 1972 qué maravilla y maravilla. Y, luego, quién no lloró con Jesús de Nazareth (1977) y berreo en El Campeón (1979) con Faye Dunaway y Jon Voight (otrora papá de Angelina Jolie).

                                                                             

Esta película El Campeón, la vi con mis tres tías y mi mamá… bueno, qué decir de la cantidad de Kleenex usados. Las 4 a cual más de lloronas. He de confesar que me reí socarronamente de ellas. Pensaba que eran unas sentimentaloides, exageradas y pues un tanto cursis. Hoy, se ríen de mí desde sus distintos ámbitos de existencia porque hasta ciertos anuncios me mojan los ojos. Sí. Me he vuelto una sentimentaloide, exagerada y pues un tanto cursi.

De Zeffirelli seguí la admiración y el recorrido pero, me empezó a dar una especie de comezón en la cabeza cuando vi Amor Sin Final (1979) con Brooke Shields. Una idea interesante sobre la obsesión amorosa que tuvo su clímax con Atracción Fatal (1987) con Glenn Close y Michael Douglas y claro, una actriz como Glenn Close tendría que hacer una película con Zeffirelli y fue nada más y nada menos que Hamlet en 1990. Cuando vi a Mel Gibson sentí que la comezón que me había empezado con Amor Sin Final, me iba a taladrar el cerebro. Sentí que lo mejor que podía hacer era alejarme de Franco y darle un tiempo de reflexión. Lo dejé reposar 6 años y luego hizo Jane Eyre (1996). Finalmente mi buen Franco se había reivindicado ante mis ojos. Había recobrado el sentido y había escogido actores de verdad: William Hurt y Charlotte Gainsbourg.

Le concedí a Mel Gibson su estatus de niño travieso que quería jugar con juguetes caros y explosiones fantásticas y disfruté Arma Mortal I, II, III y IV; Maverick con una Jodie Foster que quiere ser chistosa y acaba por ser medianamente simpática. Pero, inolvidable en El Silencio de los Inocentes (1991). Pero, Mel Gibson pasó de niño travieso a sádico y sanguinario con Corazón Valiente (1995) que le valió el reconocimiento de los que sí saben de cine. A mí, sencillamente, no me gustó. Sangre, sangre, sangre, sangre, sangre… ah, sí algo de libertad. ¿Habrá manera de salir del atolladero sin sangre? ¿tendremos escapatoria? Algunos dicen que la educación es la alternativa ¿será? Bueno, también el cine ha dado sus lecciones educativa Stand And Deliver (Con Ganas de Triunfar de 1988) con ese profesor Jaime Escalante (“ponti trucha”) que hizo todo lo que estaba de su parte para que sus alumnos, los olvidados, lo que no cuentan, los que sólo dan problemas (chicanos y negros), pasaran una prueba que involucraba álgebra y demás chucherías que los pobres no saben, no entienden y no pueden. Pues pudieron y fue una lección muy interesante de cómo un profesor que realmente se acerca, se compromete con sus alumnos, los saca del atolladero y es como un rescate público ¿no?

Michelle Pfeiffer vendrá con su versión en 1995 de Mentes Peligrosas. Otra vez con los no deseados y los estorbosos… Miss Johnson hará la diferencia con un grupo y los que le sigan después de ese primero. Otra vez, la paciencia, la cercanía, el conocer al grupo, el dar una prueba de que sí es un compromiso, hizo posible que los que no sabían leer, leyeran poesía. Que algunos dirán que no sirve de nada. Pues creo que sirve para purificar el alma… la poesía no pasa así nada más. Deja algo invariablemente.

La ganadora del Oscar Hilary Swank (2007) y sus Escritores de la Libertad, muestra que el compromiso inquebrantable de una ilusión, de un ideal, puede llegar a transformar verdaderamente a una persona o a un grupo en un salón de clases.

Hablar de frente, sostener los embates de las políticas educativas sean institucionales sean gubernamentales, prestar atención –como decían antes-, revisar a fondo las tareas, cerrar una clase (aunque se tarde uno varias sesiones) –los gestaltistas dirían cerrar un círculo-, escuchar con interés, son algunos de los ingredientes que nos podrían salvar de la sangre de la libertad.

¿Zeffirelli? Bueno, pues me enseñó a apreciar a Shakespeare, el inglés, los colores, los escenarios (Verona). Me llevó de la mano al buen cine aunque tengamos tropiezos tanto él como yo. Zeffirelli me llevó a Bernardo Bertolucci (Novecento (1976), El Cielo Protector (1990), El Ultimo Tango en París (1972), Soñadores (2003). El distinguidísimo Alfred Hitchkock con todas sus películas en que hacía lucir a sus actores preferidos: Cary Gran, Grace Kelly, Ingrid Bergman –que no Ingmar- que ésta última hizo de las últimas películas de su vida con su paisano Ingmar del mismo apellido con su Sonata de Otoño (1978) y esas relaciones que de pronto se arrastra entre madre e hija. Conflictos que luego tenemos que lidiar en un salón de clases y ya no se sabe si se es la madre o la hija o la maestra… Me pregunto si Ingmar Bergman leyó a Gibrán Jalil Gibrán (El Profeta 1903) para hacer esta película de Sonata de Otoño.



Definitivamente, me he vuelto una sentimentaloide y un tanto cursi